Además de que Silencio, de Martin Scorsese, no recibió nominación alguna a los Golden Globes del pasado domingo, ahora son los premios BAFTA los que le repiten la dosis, con un cero igual de “redondito”. Los BAFTA son, claro, los premios ingleses; esos que otorga la British Academy Film and Television Arts, cuyos nominados para este año pueden consultarse en su sitio oficial. Pero volviendo al tema, ¿qué estará pasando con Silencio? ¿Cuáles son los motivos de este inesperado desdén, al menos en términos de guiños de reconocimiento? El más reciente film de Scorsese es un drama histórico ubicado en el Japón del siglo XVII, en torno a dos jesuitas (interpretados por Andrew Garfield y Adam Driver) que arriesgan su vida mientras buscan a su desaparecido mentor espiritual (Liam Neeson) e intentan cumplir su labor pastoral, en tiempos de violenta intolerancia hacia el catolicismo.
Aun no estrena entre nosotros, pero Silencio ha cosechado una aprobación unánime de la crítica. Como muestra, estos tres comentarios: “Película llena de close-ups de manos que aceptan obsequios reconfortantes e inspiradores para las almas receptoras. Justo así debemos recibir a la película” (Robbie Collin; The Telegraph); “Scorsese alcanza las alturas de Bergman y Dreyer, artistas que hallaron en la religión un campo de batalla para sacudir y arruinar a los más fuertes. Cinta urgentemente necesitada, en momentos de cambiar la arrogancia por auto-reflexión” (Joshua Rothkopf; Time Out New York); “Silencio es un film sobre auto-cuestionarse, profundamente reflexivo, que desdobla poco a poco. Es también sobre cuestionar la autoridad y sobre hacer balance de tus fallas como ser humano, para intentar enmendar: ante ti, ante los otros y ante Dios” (Stephen Whitty; New York Daily News). Seguro: leemos esto y Silencio se nos antoja aún más.
Mientras eso sucede, por aquí y por allá ha surgido –más y menos relevante–información sobre la película. Entre otras cosas, que procede de una novela (de Shusaku Endo), que se filmó en 73 días y que su premier fue en el Vaticano ni más ni menos, pero sólo después de haberla proyectado (“extraoficialmente”) a 400 jesuitas en Roma. También, que está totalmente filmada en 35mm (fotografía, por cierto, del mexicano Rodrigo Prieto) y que no pocos allegados a su director la consideran la mejor película que ha hecho. Hay que recordar, desde luego, que Martin Scorsese ya tiene en su filmografía dos cintas cuyos contextos son religiosos: La última tentación de Cristo (1988), que por obvias razones encendió diversas polémicas, y Kundun (1997), sobre el 14º Dalai Lama. En fin, no hay duda de que Silencio es un film importante, que seguramente irá tomando su lugar y cosechando todo lo que se merece. Porque más allá de la mencionada indiferencia de los Globes y de los BAFTA, Silencio ya presume el premio del American Film Institute a Película del Año, así como estar incluida entre los mejores 10 films del 2016 por la Asociación de Críticos de Boston y por la National Board of Review-USA. Es decir: cada vez habrá menos “silencio” en el entorno del film, en acuerdo metafórico con lo que su tagline sostiene: El silencio es a veces el más mortífero de los sonidos…
Finalmente, algunas buenas noticias en cuanto a estrenos: se anuncia que La la land, de Damien Chazelle, tal vez la película más esperada del último par de meses, estrenará entre nosotros el viernes 3 de febrero, mismo día en que lo hará Neruda, de Pablo Larraín. Antes de eso, el 20 de enero estarán a disposición Manchester junto al mar, de Kenneth Lonergan, y Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona. Mientras tanto, disfrutemos la llegada de Fuego en el mar (Fuocoammare), de Gianfranco Rosi, ganadora del Oso de Oro en el más reciente Festival de Berlín, en el que también obtuvo el Premio del Jurado Ecuménico y el Premio de Amnistía Internacional. Imperdible, pues.