Como yo, todavía hay gente que intenta pasar la mayoría de su tiempo en casa. Muy al principio de la pandemia –para ayudar en ese empeño– en este espacio propusimos varios ciclos fílmicos; entre otros, los armamos “de entorno político” (3 films), de comedia (4), de melodrama (4), de drama (9) y musicales (4). Retomemos hoy esa tónica “cíclica” para proponer una revisión al cine del realizador norteamericano Alexander Payne, siete veces nominado al Oscar, mismo que recogió por Entre copas (2004) y Los descendientes (2011), ambos por guion adaptado. Que el ciclo sea con estas películas, acompañadas de Election (La trampa; 1999), Las confesiones del Sr. Schmidt (2002) y Nebraska (2013). A manera de introducción, las ubico por orden cronológico…
Election. La crítica la consideró la mejor película estadounidense de 1999; algo extraño siendo una comedia satírica de adolescentes, justo ubicada en un bachillerato. En efecto, es una inteligente joyita en torno al hambre de poder político en los «inocentes» pasillos del high school. Estelarizan Reese Witherspoon y Matthew Broderick. Y esto como cereza del pastel: la interpretación de Witherspoon como Tracy Flick –la tumultuosa, brillante joven decidida a ganar la elección como Presidenta del Consejo Estudiantil– en su momento fue votada #45 entre las mejores actuaciones de todos los tiempos, por la respetada Premiere Magazine. Las confesiones del Sr. Schmidt. El personaje del título, Warren (Jack Nicholson), sexagenario recién retirado, se enreda en el trance de evaluar su vida, ante la sospecha de que la desperdició al no aportar un ápice para un mundo mejor. Son justo los días en que su hija está por casarse, con alguien que Warren desaprueba. Así, el tipo trepa a su Camper y decide emprender un viaje de reencuentros, que además va a llevarlo a la boda en cuestión. Siempre bordeando la comedia, la cinta es en realidad un melodrama, sobre la vida misma; en especial, sobre llegar a viejo y preguntarte –volteando atrás– qué tan bien manejaste ese trayecto. Como siempre, Nicholson es un plus, acompañado aquí por Kathy Bates, Hope Davis y Dermot Mulroney, entre otros.
Entre copas. Ilustra el viaje de dos amigos (Paul Giamatti; Thomas Haden Church) por la ruta de los viñedos californianos, en la semana previa a la boda de uno de ellos. Pero claro, siempre hay alguna chica que aparece…o dos. Film agudo e irreverente sobre el corazón masculino, que puede resultar jocoso o espeluznante según el crisol con que se le vea. Consigue ser por igual entretenida, inteligente y conmovedora, además de que, como los buenos vinos, se hace mejor con el paso del tiempo. Los descendientes. En una familia acomodada, el padre (George Clooney) debe reconectar con sus hijas, de 7 y 17 años, cuando su esposa se accidenta y entra en coma. Un affaire, pues, cuyo núcleo está en la crisis de salud, pero que igual revela y desarrolla la crisis relacional, con el detonante de “otro” (inesperado) tema a confrontar. Una hermosa cinta –de bajo perfil, pero no menor– sobre tomar conciencia de lo importante, aunque ese adjetivo se aclare desde lo urgente.
Nebraska. El anciano alcohólico Woody Grant (Bruce Dern) –ya con demencia incipiente– está convencido de que ganó 1 millón de dólares, sin aceptar que se trata de un mero gancho mercadológico para la suscripción a una revista. Así, decide viajar (de inicio lo intenta caminando) de Montana a Nebraska, para reclamar su “premio”. A fin de cuidarlo, su hijo David lo lleva, en un viaje con paradas en las que se filtra la noticia de que Woody es nuevo “millonario”, lo que reactiva/modifica sus relaciones con la gente…y con David, que va enterándose de muchos qué y por qué de su familia. Filmada en blanco y negro, la película tiene una hondura especial, reflejada desde su tagline: “La vida no es sobre ganar o perder, sino al final, sobre cómo llegas a eso”. Seis nominaciones al Oscar, pero ninguna estatuilla. No lo sé; tal vez eso sea su mejor recomendación.
