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Aquella corte marcial de hace tres décadas

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Cuestión de honor
Cuestión de honor

Alfredo Naime

 Mientras buscaba otra cosa, recién me topé con un “encuadernado” de 75 crónicas cinematográficas, escritas por mí (a máquina) justo hace 30 años. “La crítica perdurable”, pensé. Sucumbo a la nostalgia y recupero aquí –en sus partes esenciales– la de Cuestión de honor, que según (re)leo, me impactó fuerte en su momento. Me cito, tres décadas después…

Cuestión de honor (A few good men) está muy bien dirigida por el apreciable Rob Reiner (Cuando Harry encontró a Sally; Cuenta conmigo). Esta vez se hace acompañar de un reparto impresionante: Tom Cruise, Jack Nicholson, Demi Moore, Kevin Bacon, Kevin Pollack, Kiefer Sutherland, en una ambivalente historia de honor y deshonor, de miedo y valentía, de orgullo y vergüenza. La película accede a todo eso sin asumir postura definitoria ni tomar partido, pero sí aceptando a fondo su responsabilidad de entregar, para el juicio de la audiencia, todos los elementos, detalles y vertientes del conflicto, sin rehuir el lógico riesgo consecuente: la diversidad de enfoques y lecturas críticas, en el marco de una participación necesariamente más activa –menos “controlada”– del espectador.

En la base naval de Guantánamo es atacado un joven recluta, visto como soplón, que a la postre muere. Sus agresores, dos compañeros de la base, son llevados a juicio por Washington a fin de precisar la magnitud de su culpa, dado que existen ciertos elementos que, por así decirlo, ‘matizan’ y al mismo tiempo complican los hechos. ¿Asesinar al boquiflojo era la intención, o sólo darle un escarmiento? Los acusados, ¿actuaron a su aire o bajo presión de alguna orden? ¿Reflejaba el evento una acción suelta, eventual, o un típico –clandestino– código rojo? Para dilucidarlo en corte marcial, se designan, claro, abogados militares. Así comienza el intento de armar un complejo rompecabezas.

A partir de ahí, Cuestión de honor es una crónica de intencionalidad doble: la más elemental, desenlazar el conflicto en un climático ‘culpables’ o ‘inocentes’ que justifique la lectura principal de la historia; la segunda, sutil pero no velada, en relación con el siempre patinoso ámbito de los valores fundamentales, los juicios morales, los códigos de honor y las éticas individuales. Es en este propósito que se deja de hablar de buenos y malos, para trascender a una discusión mucho más profunda: el bien y el mal, lo justo e injusto, lo esencial y lo accesorio, como conceptos universales. Es desde luego la intencionalidad, más densa e importante del film de Reiner.

Si como espectador eres capaz de aceptar un singular concepto de justicia vinculado a la noción de que el fin eventualmente puede justificar los medios, quedas entonces frente a una gran película. A despecho de que parece minimizar el hecho consumado –la muerte del recluta– favoreciendo los causales y las motivaciones de los agresores (lo cual no es fácil tragar), Cuestión de honor está admirablemente contada. No hay respiro: el interés es una perfecta gráfica ascendente, en el marco de una trama absorbente y lúcida, encarnada por personajes en tensión perenne, comprensiblemente dubitativos, que hacen a la película irresistible. Tanto así que, mucho antes del final, yo ya sentía la convencida necesidad de verla nuevamente. Es así como las películas se recomiendan a sí mismas.

Las actuaciones merecen encendidos aplausos; en especial, la de Kevin Pollack como Sam, uno de los abogados asistentes de Tom Cruise como fiscal del juicio, y por supuesto, la de Nicholson como el influyente y autocrático Coronel Jessep. Bastó una sola escena –esa en la que exige al fiscal solicitarle con un por favor las cosas– para que don Jack se almorzara a los demás, con todo y charreteras. Un momento que por sí solo vale el boleto. Nominada a cuatro Óscares (a ver cuántos recoge), Cuestión de honor es, sin duda, lo mejor de nuestra actual cartelera, con lo suficiente para entusiasmar a cualquiera”.

Alfredo Naime

Comentarios, recomendaciones y consejos para apreciar el séptimo arte, vertidos por el más reconocido crítico de cine en Puebla y zonas aledañas. Disfruta su videoblog.

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