Lydia y lo que la música significa

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Alfredo Naime

En Tár (2022), dirigida por Todd Field, Lydia Tár (Cate Blanchett) está en la cima del mundo, unánimemente aclamada como compositora y directora titular de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Sus logros son tanto incontables como incuestionables, en la víspera de otro, esperadísimo: su conducción de la 5ª Sinfonía de Mahler, para una grabación en vivo del legendario sello Deutsche Grammophon. Además, está por salir su libro Tár on Tár, para beneplácito –otro más– de sus miles de seguidores. En la cima del mundo, pues. No obstante, le surgen temas incómodos. Algunos, relativos a su vida privada: Lydia vive con su concertina y pareja Sharon (Nina Hoss), tutoras ambas de Petra, su pequeña adoptada; otros, vinculados con su carrera profesional: ensayos a contrarreloj, decidir sobre cierta sustitución, cubrir alguna vacante, pero en especial enfrentar crecientes acusaciones de favoritismos, igual que de vetos y abusos de Lydia sobre jóvenes mujeres ejecutantes, según el “rumbo” de la respectiva intimidad con cada una de ellas. Más se complican las cosas cuando –en medio de un latente affaire con una cellista rusa recién llegada– una de esas chicas sufre una fatalidad, y cuando la asistente personal de Lydia, Francesca (Noémie Merlant), la pone en jaque desde ciertas…informaciones. A partir de eso y más –con los medios sensacionalistas dándose un festín– el sólido ícono Lydia Tár ve iniciar una espiral descendente, a contrasentido del formidable ascenso fruto de una trayectoria monumental. La admirada, aparentemente indestructible Lydia Tár, ahora enfrentada por el mundo, visto ya desde un podio dolorosamente diferente, sin aplausos ni privilegios.

Tár es un film inserto en el universo del arte profesional –la música en este caso, con los virtuosos de la orquesta como creadores y la ejecución de la partitura como obra artística– que cobra identidad, su sentido profundo, en su convergencia con la naturaleza humana, proverbialmente volátil y cambiante (estés inmerso o no en la alta belleza). Así, en Tár todo parte “del desordenado trabajo que implica preparar la música clásica a entregarse en un concierto” –según el director Field– pero con la intención de que mirada y reflexiones concentren en eso otro que poco y nada acciona/reacciona en función de métrica, notas, armonías y compases controlables: justo, la mencionada naturaleza humana. Entonces, no es de extrañar que Cate Blanchett (¡vaya actuación memorable!) definiera Tár en entrevista como “un medicamento contra la naturaleza corrupta del poder”, agregando que de pie en el espacio del podio, “en verdad te sientes rey o reina del mundo”. En sintonía, abundó Todd Field: “La fama no es una forma particularmente productiva de llevar una vida creativa; Tár es sobre cómo la gente toma y usa el poder, y sobre cómo ese poder revierte contra la gente”. De todo sumado surgen claves de lectura para Tár, directas o tangenciales: las rivalidades nacidas del talento; la fama no en su vertiente de “éxito”, sino de exposición indiscriminada; las inseguridades y fragilidad (¿mayores en los sensibles artistas?), conducentes a equivocaciones drásticas; el anhelo de perfección, innegociable en lo profesional pero obviable en lo conductual; las intrigas palaciegas en los deslumbrantes pasillos del arte, entre otras. Todas ellas, magnificadas por la peor y más infame vertiente de las redes sociales, desde el dolo, la descontextualización y los ataques incendiarios.

El resultado es, para los cinéfilos, un film de gran estatura: apasionante, magnético, reconocible. Lydia Tár empoderada; Lydia Tár cuestionada; Lydia Tár violentada, obligada a reinventarse, en 158 minutos que no se sienten porque genuinamente te absorbes en ver, escuchar y entender todo el arte que se genera. En el camino, es inevitable ver también los estropicios, porque la vida es así. Una vida en la que, por suerte, la música está siempre presente, recordándonos “lo que significa”, cual lo explicaba Leonard Bernstein, mentor de Lydia. Y desde luego, también está el cine sobre todo ello, para que no se nos olvide.

Alfredo Naime

Comentarios, recomendaciones y consejos para apreciar el séptimo arte, vertidos por el más reconocido crítico de cine en Puebla y zonas aledañas. Disfruta su videoblog.

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