Oppenheimer, ya BAFTA

Alfredo Naime

En continuación de la temporada de premios 2024, el domingo 18 se anunciaron los films y talento ganadores de los premios BAFTA (British Academy of Film and Television Arts), confirmando a Oppenheimer, de Christopher Nolan, como la película del año y, presumiblemente, como esa que recogerá el Oscar en su ya cercana entrega. Fue de hecho la más reconocida de la noche, recibiendo 7 máscaras, a: Película, Director (Nolan), Actor (Cillian Murphy), Actor de Soporte (Robert Downey Jr.), Fotografía (Hoyte Van Hoytema), Edición (Jennifer Lame) y Música Original (Ludwig Göransson). Se le nominó además en otras 6 categorías –Guion Adaptado (Nolan), Actriz de Soporte (Emily Blunt), Sonido (Richard King, Kevin O’Connell, Gary A. Rizzo, Willie D. Burton), Diseño de Producción (Claire Kaufman, Ruth De Jong), Vestuario (Ellen Mirojnick) y Maquillaje (Luisa Abel, Jaime Leigh McIntosh, Jason Hamer, Ahou Mofid)– que cedió ante los respectivos nominados de American fiction, Los que se quedan, La zona de interés y Pobres criaturas (en las tres últimas categorías). Después de Oppenheimer, las películas que recibieron más BAFTAs fueron: Pobres criaturas (5), La zona de interés (3) y Los que se quedan (2).

¿Qué tanto coincidieron los BAFTA con los Golden Globes? Bastante; 9 coincidencias. Si bien los Globes hacen algunos distingos entre comedia y drama, ambos premios reconocieron a Oppenheimer como film, a Christopher Nolan como Director, a Cillian Murphy como actor, a Emma Stone como actriz, a Anatomía de una caída como guion, a Robert Downey Jr. como actor de soporte, a Da’Vine Joy Randolph como actriz de soporte, a Ludwig Göransson por música original y a El niño y la garza como película animada. Confirmaciones, claro, de la calidad y estatura de cada uno de ellos. Y sí, se perfilan como favoritos rumbo al Oscar, aunque a la hora buena cualquier cosa puede pasar. De las cintas nominadas a la estatuilla, ya sólo son Barbie (oops) y American fiction las que no he visto. De las otras ocho todas me han gustado mucho, con Oppenheimer y Vidas pasadas tal vez una rayita por encima. Así pues, aquí les dejo un fragmento de lo que en su momento escribí sobre Oppenheimer (de Vidas pasadas no, puesto que apenas me ocupé de ella, ampliamente, en mi columna pasada). Veamos…

“Drama histórico, centrado en los eventos que llevaron a J. Robert Oppenheimer al liderazgo de la concreción de la bomba atómica antes que Hitler, en feroz carrera contra el tiempo. Una intensa mirada al personaje, de su juventud a sus años finales; el recorrido que lo vio pasar de héroe a presunto traidor, y de triunfador a víctima. Mediante fotografía en color y blanco y negro de gran formato, Oppenheimer narra todo esto —Historia con mayúsculas y sus consecuentes intrigas palaciegas– aprovechando un cast estelar. Los saltos temporales abisagran los eventos, ilustrados con asombrosa visualidad igual que con montaje, diseño sonoro y dirección de arte de la misma estatura. Sus mejores momentos son esos en los que escapa de diálogos difíciles por su caudal de información. El mejor ejemplo es la secuencia de la alucinante detonación-prueba del dispositivo, en la sierra de Nuevo México. Su expectativa, su contundencia, su contrapunteo sonoro –su belleza, a fin de cuentas– más que retribuye la espera por algo monumental para los ojos y no sólo para los oídos. Justo ahí y entonces confluyen el sentido y los esfuerzos del Proyecto Manhattan, obviadas todavía, en ese momento las aristas morales y sus dolorosos filos. No hay duda: Oppenheimer –rigurosa, reveladora, poderosa– es una relevante película mayor. De todas formas, queda la impresión de que su valoración y status definitivos no están completos ahora, sino que llegarán con el paso del tiempo, con una más cabal comprensión de su ser orgánico, superadas ya las euforias de sus días iniciales”. (Oppenheimer está de regreso en salas para esa segunda mirada que, casi seguro, gustará incluso más que la original).