Y es que cuando voy al estadio, estoy en todo menos en el partido, no es siempre pero es lo más común. Por eso a continuación les diré qué es lo que disfruto de ir al estadio por que hay un sin fin de cosas en las cuales poner atención antes que a los 22 jugadores en la cancha, lo digo yo que no soy tan aficionada. Así que, si eres super fan del futbol, abstente.
Lo que más me ilusiona de ir al estadio es la comida, en el Cuauhtemoc no pueden faltar las cemitas; en el Azteca, los tacos de suadero antes de entrar son deliciosos y en el Estadio Olímpico Universitario los de canasta son la ley.
Una vez que el estómago está satisfecho sólo piensas en la sed, la cerveza no puede faltar además perder minutos chela en un partido de 90 es darse un lujo.
Me detengo a ver a los que venden, los que compran, los que brindan y se emocionan… los que se lamentan y lloran… ¡Chin! ya no vi el gol.
[quote align=’right’]Los niños con los ojos de plato encontrando lo que yo no logro percibir en la cancha[/quote]
Me distrae, como si se pudiera más, el pleito entre borrachos que luego se reconcilian cuando se dan cuenta que le van al mismo equipo y les va a tocar festejar que el esférico entre en la misma portería. ¡Chin! Marcaron un penal y ni como reclamar por que me pasó de noche.
Pienso: Ahora sí, este no me lo pierdo. Estoy atenta pero como se me antojaron una papas, busco al vendedor y justo cuando cobran el penal ¡carajo! me lo volví a perder, mientras le digo que les ponga salsa.
90 minutos después me preguntan si me gustó el partido, aquí viene la mejor parte, siempre diré que sí …
Con suerte para la próxima si grito un gol.
