Consecuencia del duro confinamiento por la pandemia del 2020-22, a veces buceo en las plataformas de streaming en busca de opciones para ver y conocer. La más revisada suele ser Netflix, en la que lo mismo encuentras films (y series) notables, que títulos débiles y/o anodinos. De entre lo nuevo estrenado ahí, recién he visto dos largos que están llamando la atención; aquí los comento brevemente…
El primero es La idea de ti (The idea of you; EEUU, 2024), de Michael Showalter, estelarizado por Anne Hathaway (atractiva como nunca) y Nicholas Galitzine. Se basa en la novela homónima (2017) de Robinne Lee. Soléne (Hathaway) es una mamá divorciada que recién cumplió 40 años. De última hora –por necesidad– ese verano acompaña a su hija adolescente Izzy (Ella Rubin) al Festival de Música de Coachella, donde por azar conoce a Hayes Campbell (Galitzine), vocalista de August Moon, la Boys band del momento, conocida mundialmente. La mutua atracción es inmediata, pero con un “detalle” en medio: Hayes sólo tiene 24 años y, desde luego, su celebridad le hace diario foco del chismorreo en redes sociales. No obstante, al paso del tiempo la pareja decide seguir su romance de cuento de hadas, ante lo inútil de la discreción. Las consecuencias son devastadoras: los paparazzi, los tabloides, las redes, los podcasts y los medios en general les devoran, siendo “perra asaltacunas” lo más amable que le dicen a Soléne. Esta vorágine pronto pasa factura a la relación de Hayes y Soléne, obligando a una toma de decisiones que inevitablemente cruzan por las profundas heridas de ambos. La idea de ti es pues un melodrama, que crece no desde el tema de la diferencia de edades, sino (pertinentemente) en la frecuente crueldad, irresponsabilidad e impunidad de los “juicios” a través de redes sociales, magnificados aquí por la celebridad de Hayes; una celebridad que, lejos de matizar las opiniones, se convierte en blanco aún más apetitoso para masacrar y destruir sin escrúpulo alguno. Esa noción de fama, sí, que mucho más cuesta que paga. En lo global, una película que vale la pena.
El segundo título es En las profundidades del Sena (Sous la Seine; Francia, 2024), de Xavier Gens, con Berénice Bejo y Nassim Lyes. Tiempo después de una tragedia en altamar que cobró las vidas de todo su crew, Sophia (Bejo), científica especialista en vida marina, recibe de una joven activista –con evidencias– esta pasmosa advertencia: un tiburón enorme se encuentra en aguas del río Sena, a lo largo de París. Presumiblemente se trata de Lilith, el escualo atacante del equipo de Sophia años atrás. La amenaza hace que se involucre la policía ribereña, al mando del oficial Adil (Lyes), escéptico de inicio. Más aún, el sinsentido del “prestigio” político asfixia los principales planes y acciones preventivos, puesto que la Alcaldesa de París (caricaturizada en exceso) justo está por inaugurar el Mundial de Triatlón en aguas del Sena –con decenas de nadadores– como preámbulo de los Juegos Olímpicos. Sí: 49 años después, prácticamente la misma fórmula de Tiburón, de Spielberg, añadiendo ciertos golpes de timón que, genéricamente, más acercan a En las profundidades del Sena al terror, a medida que la alejan del suspenso. De esas películas que ganan o pierden no tanto por ellas mismas, sino en razón de la disposición de cada espectador a validar, o rechazar, los tan descabellados giros que propone (y créanme, hay multitud de cinéfilos para ambas vertientes). Su final es bastante inesperado, lo cual (guess what?) abre la puerta a que haya secuela. Una buena conclusión sobre esta cinta gala, inserta en la vena que por acá llamamos palomitera, la ofrece el colega Brian Tallerico en RogerEbert.com: “En las profundidades del Sena tiene algunas advertencias ecológicas, así como apuntes sobre juegos políticos que cuestan vidas, pero mayoritariamente es sobre tiburones y nadadores. Y eso funciona en cualquier lenguaje”. (Por cierto: está anunciado ya que varias de las competencias olímpicas en agua tendrán lugar…en el Sena).