Lo que aprendí de mis abuelos

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Foto: Ludwin Cuevas
Foto: Ludwin Cuevas

Que no se pierda la bonita costumbre de reconocer a los que, sin elegirlos, forman parte importante de nuestras vidas. Sin duda hay un sin fin de cosas que aprendemos de nuestros abuelos, por eso hoy quiero compartirles, lo que yo en particular, aprendí de ellos.

1. No importa si no te acabas la sopa

Por alguna razón mis abuelos siempre confiaban en la sabiduría de mi cuerpito y si no terminaba con la comida que me servían no tenía que terminarla. Quizá tiene que ver con que siempre fui de buen diente.

2. Ir a dormir no tiene por que ser aburrido

En alguna de esas reuniones familiares en las que los niños no queremos ir a dormir, mi abuelo tuvo la excelente idea de llevarnos a la cama. El ritual consistía en cargarnos a la recámara y una vez estando frente a la cama nos dejaba caer bruscamente, lo tenía que hacer más de una vez para que de verdad quisiéramos quedarnos en ella pero al final lo lograba, nosotros nos divertíamos mucho y seguramente él también.

3. Las reuniones familiares son para compartir experiencias

Hay veces que las reuniones familiares puede que sean aburridas y se viven más como una obligación que como un placer. De mis abuelos aprendí que cada pretexto sirve para juntar a la familia y con ello un sin fin de experiencias para las nuevas generaciones. Todo, hasta las peores, sirven.

Enumero tres sólo para no extenderme, pero seguro que encontraría un montón de cosas que he aprendido de ellos, cosas que sin querer o con querer nos pasamos de generación en generación.

¿Ustedes qué aprendieron de sus abuelos?

 

 

Vero Altamirano

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