Jack, Rose y todo ese polvo

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Alfredo Naime

Por estos días, una mayoría de lo que se escribe sobre cine alude o se relaciona con nominaciones y premios; la temporada así lo exige. No obstante, dedico la columna de hoy a dos films que vuelven a verse: Titanic, en salas cinematográficas, con motivo de su 25 aniversario, y Polvo (2019), cinta nacional que felizmente ha iniciado recorrido por Netflix. De inicio recupero lo que escribí sobre Titanic en enero de 1998. Lo hago sin cambios, aunque me habría gustado matizar algunos juicios, después de tantos años. Me cito…

“Su director James Cameron la llama Romeo y Julieta en el Titanic. Investigó los sucesos durante cinco años, antes de escribir el guion, cuyo foco no es quiénes llegaron a los botes salvavidas y quiénes no, sino qué sucedió con quienes se quedaron en el barco la media hora siguiente (y final) a la partida del último bote con los niños y mujeres que cupieron. Las 1,500 almas que se fueron al mar, para morir ahogadas o por hipotermia. Esto y más es Titanic, la recreación del trágico naufragio del mayor trasatlántico de la época, al sur de Terranova en abril de 1912. Su narrativa detona cuando un buscador de fortunas (que busca un diamante enorme en los restos del Titanic) entrevista a una anciana sobreviviente del desastre. Es su recuento en flashbacks lo que remite a la aterradora pesadilla en aquel barco maldito, siendo una joven aristócrata de 17 años. Su historia de amor con un artista adolescente sin rango social –cuya vitalidad y libertad son contracara de la asfixiante, superficial vida de ella– ofrece el marco para que en el film no sólo pese el drama del naufragio, sino además la flama de un amor condenado por todos lados y circunstancias.

En manos de otro, Titanic habría sido una película de desastre más. Pero en manos de Cameron resulta una maravilla de imaginería cinematográfica y solidez narrativa, con méritos evidentes: casteo perfecto, cuidado obsesivo por los detalles, progresión dramática siempre creciente (sin apenas tiempos muertos), para un realismo que tiene a la tecnología digital como medio y no como fin. Así, lo que te sobrecoge es siempre el drama humano, entre escenarios y aspectos resueltos no mediante trucaje digital, sino con certeras réplicas de lo verdadero, que traducen sobre pantalla en verismo e impacto. Entonces, Titanic no es una película más, sino en todo, una suerte de ventana al pasado. ¿Tal como fue? Al menos esa impresión deja, en aquello no relativo a la love story”.

En cuanto a Polvo (2019), esto escribí al momento de su estreno: “Auspicioso debut como director para José María Yazpik. Su protagonista es el Chato (el propio Yazpik), a quien un cártel de narcos le ordena volver a su pueblo –San Ignacio, Baja California Sur– a recuperar 500 paquetes de cocaína, perdidos ahí tras estrellarse la avioneta que los transportaba. Y claro, el cártel se sincera con el tipo: de no recuperarlos, arrasarán el pueblo con todo lo que esté dentro, su familia incluida. Así que el Chato regresa a San Ignacio, diez años después de largarse, para recuperar la mercancía y salvar al pueblo; pero por igual se da que enfrenta su pasado y a todos aquellos con quienes dejó asuntos pendientes. En el reparto acompañan a Yazpik intérpretes reconocidos: Mariana Treviño, Jesús Ochoa, Joaquín Cosío y Angélica Aragón, lo que de entrada no sólo da atractivo a la película, sino esencialmente fortaleza. José María ha conseguido un retrato muy entrañable de cómo se vive, cómo se piensa y (de forma muy divertida) cómo se habla, en comunidades como la de San Ignacio, no por aisladas menos vivas y emotivas. En especial, Polvo explora todo eso que suele ser importante para su gente, no necesariamente vinculado al dinero, aunque el dinero sea siempre relevante. Muchos perciben a Polvo como una comedia digamos “pura”; yo la siento más una suerte de tragicomedia, según ciertos rasgos de encrucijada, de circularidad y de callejón sin salida. Enhorabuena, José María, por tan buen Polvo; estaremos atentos a lo que de ti venga como realizador.

Alfredo Naime

Comentarios, recomendaciones y consejos para apreciar el séptimo arte, vertidos por el más reconocido crítico de cine en Puebla y zonas aledañas. Disfruta su videoblog.

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