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Día cero, estamos al aire…

El 2010 puede ser significativo en muchos sentidos. Para nosotros es el comienzo de una etapa más. Nos fuimos de vacaciones como todos y regresamos, como todos, con el ánimo renovado. No por el inicio del año, sino por una realidad que llevamos meses forjando, con la experiencia de casi siete años de hacer lo que nos gusta.

Conjuntamos experiencia, carisma, juventud, ánimo, ilusión, realidad y visión. Apostamos a la capacidad y al ingenio. Echamos mano de un sinfín de cualidades de cada uno de los integrantes para conforman un grupo unido, cohesionado, honesto, dispuesto, natural y espontáneo.  Con integrantes que dan cuenta de su capacidad y sapiencia a cada paso. Que dejan claro que son grandes profesionales, pero por encima de cualquier cosa, grandes seres humanos.

Pipis Planell, José Luis Pandal, Raúl Mújica y Alfredo Naime. Ellos vienen a fortalecer las estructuras con su indiscutible calidad y generosidad.

Argenitna, siempre de casa, vuelve a las andadas con nosotros. Jess, Vero, Alejandro, Carlos, Ludwin, Youl y Pablo, Sandy, el Águila, junto con Ana Cristina, Isra, y Arturo Cravioto, estaremos en comunicación constante con todos ustedes.

Concentramos los esfuerzos en hacer  -como lo hemos hecho antes- algo que nos convenciera, que nos gustara, que disfrutáramos, para que ustedes lo disfruten, lo compartan y lo sientan suyo. Porque así es.

Todo lo que encontrarán aquí se fue construyendo con sus opiniones, con sus sugerencias, con lo que querían escuchar, lo que querían ver y con el tiempo suficiente para disfrutarlo.

Porque estamosalaire.com es para vivirlo con intensidad. Para ser parte de una comunidad que sabe que tiene voz, que siempre la ha tenido. Para compartir información, experiencias, conocimientos, historias, penas y deseos.

Por eso, les decimos gracias. Porque con ustedes y por ustedes, estamos al aire. Ahora, disfruten este sitio, su espacio, su “fregadera” de confianza.

Manuel Frausto Urízar

¿Es necesario?

La última vez que viajé a mi pueblo en medio del caos por la temporada vacacional, me tocó por compañera de viaje una jovencita que llevaba un oso de peluche tan grande como la vergüenza que me hubiera dado ser quien se lo regaló. Rumbo del sur íbamos los tres en los incómodos asientos de la línea económica, a ratos yo cargaba al oso y a ratos al revés, mientras tanto yo pensaba ¿es necesario? ¿es en realidad menester dar pruebas de afecto tan evidentes? Yo creo que no. Recordé entonces el coche de un amigo pobremente tapizado de post it rayados con corazones y anti-ortográficos mensajes de amor, además aquél cuarto de mi roomie que era un homenaje al horror vacui donde pululaban las tasitas, los globitos, las fotitos y toda esa parafernalia afectiva que otorga ese toque tan kitsch a lo que debiera ser, en teoría, el sentimiento más puro que existe.

«Lo único de lo que el mundo no se cansará nunca es de la exageración Decía Salvador Dalí, que se proclamaba a sí mismo “el surrealismo”.  Pero en mi rupestre forma de pensar no hay lugar para la idea de un sistema en el que el número de chucherías regaladas a la pareja es directamente proporcional a la calidad del sentimiento que se le profesa; respeto y hasta podría intentar comprender a quienes lo hacen, siendo yo un romántico y creyente del cliché aquel de que el amor lo puede todo sin embargo, mi postura va por el lado de que es totalmente innecesario (y hasta incómodo) que las demás personas se enteren del asunto; yo sería capaz de construir un castillo con piezas de lego y hasta una carta de amor sobre la arena, pero jamás de mostrarlo al mundo, principalmente, porque no veo la razón por la cual ese mundo tenga que enterarse.

Es este un simple razonamiento que argumenta el hecho de que los sentimientos, grandes o chicos, buenos o malos, deben ser una acción directa que cumpla el objetivo primordial de enterar a la persona que los provoca, o ¿imaginan a Romeo repartiendo panfletos y transmitiendo vía internet su suicidio a causa de la malograda Julieta?

Foto: bitzi

YouL

Pueblos Mágicos

Hace poco tuve la oportunidad de visitar Real del Monte, que se encuentra en el Corredor Turístico ubicado en el estado de Hidalgo y es un lugar hermoso, de los muchos que han sido denominados Pueblos Mágicos.

Pueblos Mágicos, es un programa desarrollado por la Secretaría de Turismo junto con diversas instancias y su objetivo es contribuir a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado muy lejos de ser lugares turísticos y que guardan una gran riqueza cultural e histórica y cuentan con cosas interesantes y diferentes, tanto para los visitantes nacionales como para los extranjeros.

Es un pueblo que en el pasado se dedicó a la minería, por lo tanto su atracción turística más importante es visitar la Mina de Acosta, la cual ha sido convertida en un museo sumamente cuidado y en perfectas condiciones. Al comenzar el recorrido, uno va pasando por lo que fueron las bodegas, los cuartos de máquinas, los túneles y la casa donde vivó el superintendente, que cuenta con una estufa antigua envidiable.

Pero el clímax del recorrido es cuando te dan casco, botas y lámpara para adentrarte al socavón de 450 mts. de largo, el sentir es impactante; estás a varios metros bajo tierra, con mucho frío y agua corriendo por las paredes y el techo. Caminas y caminas y parece nunca acabar. Al final del recorrido llegas al lugar donde hubo un deslave y no puedes seguir adelante, pero es aquí en donde la mina se junta con una chimenea enorme. Si uno voltea hacía atrás se dará cuenta que siempre fue en línea recta y que al fondo, muy a lo lejos, se logra ver la luz de la entrada. Sólo de imaginar que los mineros tenían que hacer este recorrido todo el día y todos los días, se me “enchina” la piel.

Real del Monte también tiene lugares muy buenos para comer, les recomiendo una cabañita hermosa llamada El Chalet, donde la atención es muy buena y la comida es inmejorable. De paso, ya que están por esos lugares, junten: el frío, una chimenea, un café de olla y un paste y tendrán un fin de semana excelente.

Foto: desertzarzamora, El emanem

Jessica Ovalle Ávalos

001 INAOE : ¿INAOE?

El Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica presenta en su Podcast detalles para conocer más de su labor. ¿Cuándo se inauguró? ¿Quién lo fundó? ¿Dónde está? Encuentra las respuestas en el Podcast del INAOE.

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¿Conocen las direccionales?

Caminando hacia mi trabajo -como todos los días- quise pasar una calle y me fijé hacia los dos lados; no vi nada extraño, así que crucé. No sé de dónde diablos apareció un carro a toda velocidad dando vuelta patrullera y con una preocupación nula por llevarse a un humano (típica de estos lares) pasó a escasos centímetros de donde estaba un segundo antes y me pregunté ¿Qué me falló acá?

En el mundo de ellos, nada; en el mundo normal (en el que vivo) una pequeña cosa: el personaje en turno no puso sus direccionales, avisando a qué lado iba a dar vuelta. Sí, esos pequeños cuadros de colores que tienen los carros a los costados y que brillan de forma intermitente para dar señal de la dirección que  van a tomar.

No sé por qué a la gente le cuesta tanto levantar o empujar hacia abajo esa palanca que activa las direccionales y que además vuelve a su sitio original de manera muy inteligente, después de que la curva se ha terminado.

No hablamos de una palanca colosal que está al otro lado del tablero y que tienes que arriesgar tu vida impulsando todo tu cuerpo para alcanzarla, es sólo una pequeña e inocente palanquita que con un mínimo esfuerzo jalas o empujas para crear la señal. Por si fuera poco está a sólo unos centímetros del volante, es una ganga ¿no?

El único beneficio que encuentras en este tipo de situaciones, es que si no terminas debajo del carro o como volador olímpico, vas desarrollando poco a poco tus habilidades de spiderman, ya que el imbécil en turno, no es el único.

¿Que estará pensando aquel personaje que se desveló y sufrió hace años para sacar a flote este funcional invento y que por lo práctico, es colocado en cualquier carro en la faz de la tierra? Yo me estaría revolcando en mi tumba… … cuando se haga un invento que de verdad sirva para mejorar la calidad de vida es necesario adoptarlo y darle uso, para eso se inventan.

Foto: matt.hintsa

Alejandro Cadavid

El futuro ya pasó

No sé ustedes, pero para un servidor, incluso para los que nacieron entre 1970 y 80, los años 2000 y 2010 inspiraban a un futuro prometedor, ultra tecnologizado, altamente civilizado y abierto a las más extravagantes ideas.

Incluso, en la década de los 80, el conductor infantil, Genaro Moreno, hermano de uno de los chalanes del Tío Gamboín, Rogelio Moreno, decía al iniciar uno de sus programas… “Bienvenidos ciudadanos del año 2000”.
Qué épocas, que ganas de tragarnos el presente para arribar al futuro que prometía muchas cosas, como que se fuera el PRI, como que las elecciones no fueran una mera pantalla, como que la rivalidad entre la URSS y Estados Unidos dejara de paranoiquear a la banda de todo el planeta con su Guerra Fría.

Incluso, Arthur C. Clarke escribió tres grandes novelas, emblemáticas de la ciencia ficción del siglo XX, las odiseas 2001, 2010 y 2020, de ellas Stanley Kubrick llevó a la pantalla grande las dos primeras.
En ellas planteó el descubrimiento de un monolito puesto en la luna por una civilización extraterrestre que recibía señales desde Júpiter, lo que propició que un grupo de astronautas se aventuraran al planeta gigante de gas y regresaran 10 años después para que el astro se convirtiera en un gran sol.

En la trama destacan los viajes espaciales civiles, a través de PAN AM, estaciones espaciales gigantes y naves con inteligencia artificial, capaces de viajes largos de tres años con tripulación, todo ello, en el contexto geopolítico de la Guerra Fría.

Sin embargo, llegamos al 2010 y PAN AM ya no existe, así como la Unión Soviética; la estación espacial es lo único que sí se logró, pero con dimensiones más modestas y el vuelo espacial comercial, apenas comienza a hacer sus pininos; además, el vuelo espacial prolongado aún es un anhelo de la NAZA.

En fin que el mundo no se parece nada al contexto de las odiseas espaciales de Clarke, ni a los Supersónicos; no hay tele transportación, pero hay Internet, no hay vehículos voladores que sustituyan a los autos, pero estos ya usan combustibles alternativos y hasta son medio inteligentes, por lo menos más que muchos de sus usuarios.

Arribamos a estas épocas holísticas, pre futuristas, con crisis económicas, políticas, sociales y de valores; ya ni los OVNIs nos apantallan; pero lo que sí es lo de hoy es el apocalipsis, el interés por los asteroides y su posible choque con nuestro planeta, el cuestionado calendario maya que termina en 2012 y sus consiguientes sagas cinematográficas parecen ser el principal interés de las masas terrícolas de la primera década del tercer milenio.
Lo de hoy es el fin del mundo, por la causa que sea, un asteroidazo, una flama solar, el desequilibrio climático o cualquier cosa que extermine la vida en la tercera roca después del sol.
Acorde con estas paranoias post futuristas es que su servilleta ha decidido reformar este espacio y dedicárselo al PECADO… una especie de neo Divina Comedia; un chorizo dantesco, hecho con recuerdos, pláticas, sueños, realidades y ficciones que explorarán los laberínticos rincones de lado obscuro de nuestra psique e historias personales.

Así que prepárense, ya que ésta será una serie por entregas semanales, donde el infierno no es una cuestión del más allá y la eternidad, sino de esta vida, las cuales serán intercaladas con otro tipo de colaboraciones, según lo dicte nuestra loca realidad inmediata o el estado mental y anímico, del que escribe (o sea, si se me da o no lo gana, así es la pseudo literatura).
El caso es que, mis estimados cómplices, les prometo iniciar esta década, con todo el ingenio que me queda, para propiciar su interés por este tiradero de ideas, llamado el blog del Cravioto. Buen 2010 y salud.

Fotos: FrauBlucher, soyignatius

Arturo Cravioto

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